¿Algo cambio en los fidecomisos cinematográficos?

Publicado por Gerardo Lara en

Por Gerardo Lara

Recientemente asistimos a un debate fundamental que tiene que ver con la participación del Estado en el desarrollo de la cinematografía; se clausuraron el FOPROCINE y el FIDECINE y se formó el FOCINE, lo cual significó menos presupuesto para la creación cinematográfica.

Si bien es cierto que los FIDECOMISOS en sexenios pasados fueron marcados por los privilegios para unas cuantas productoras y la promoción de negocios privados con dinero público, además de la producción de centenares de películas mexicanas atoradas en la fase de distribución y exhibición convirtiéndose en un cine que salvo excepciones nadie ve.

Ahora las cosas no han cambiado en lo fundamental, siguen siendo los mismos quienes deciden quien filma y quien no, es decir apareció un “Gato Pardo” en el panorama cinematográfico nacional.

Ahora se aunaron exigencias absurdas que atentan contra la libertad creativa y que sólo obedecen a modas que no ayudan en nada a los grupos que se pretenden ayudar. Por ejemplo, la exigencia de que participen etnias, afroamericanos, mujeres y gente del interior de la República crea una condicionante que provoca que la visión de los cineastas que nunca han salido de la Condesa ahora pretendan hablar de la provincia, de la lucha feminista o del indigenismo, desde una perspectiva superficial y artificiosa.

Es decir, continúan prevaleciendo criterios que estrictamente no tienen que ver con los méritos creativos de los proyectos; en realidad la única condicionante para evaluar proyectos cinematográficos debería ser el guion. ¿es propositivo? ¿Tiene coherencia? ¿Tiene emotividad? ¿Cuáles son sus cualidades cinematográficas? Sin embargo, el guion como elemento central de un proyecto es lo que menos cuenta para los criterios caducos del IMCINE.

Nada cambió en el fondo, al contrario, ahora los criterios se hicieron más estrechos, tienen una carga ideológica que es veneno para el arte y demuestran la ignorancia de la SECRETARÍA DE CULTURA en el tema de la cinematografía.

Los directores siguen siendo obligados a convertirse en empresarios y la puerta de los negocios privados con dinero público sigue abierta para las productoras de siempre que tanto daño han hecho al cine nacional.

Es evidente que la 4 T al igual que los regímenes neoliberales no consideran a la cinematografía como una prioridad cultural de primer orden, creen que es una cuestión de “privados” un negocio que no aporta a la cultura nacional, así lo demuestra el desinterés del gobierno por el desarrollo del cine nacional y su ausencia absoluta en la estructuración de una ley que beneficie al cine mexicano.

Los y las cineastas que no tenemos productoras fuertes y cuya única arma es nuestra creatividad continuamos en la indefensión total, igual o peor que en los sexenios neoliberales; la política del Estado en cuanto cine sigue siendo cien por ciento neoliberal.

El que en México sólo se vea cine de Hollywood le tiene sin cuidado al régimen, continuamos en las mismas: a rascarse con sus propias uñas.

Categorías: Critica

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